martes, 31 de julio de 2018

Roisin Dubh

                                           
Hay un entramado telúrico de caminos que unen todos mis destinos atlánticos: Bretaña, Escocia, -Orkney y Shetland-, Gales, Islandia, las Feroe, nuestra cornisa, Noruega... Pero siempre regreso a Irlanda por encima de toda otra consideración. Chesús Yuste habla del "Síndrome de Oisin". No sé qué es; una mezcla de sueños trasnochados, folclore y exuberancia "mediterránea" plagada de verdor. En cualquier caso, regresar a Irlanda parecía un broche adecuado tras la aventura que supuso "LA SANTA SED". Para colmo, se me apareció un fantasma que prometió echarme un cable con la próxima historia de Bill el Largo. ¡Salud!
                                                           

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