
Hay
un entramado telúrico de caminos que unen todos mis destinos atlánticos:
Bretaña, Escocia, -Orkney y Shetland-, Gales, Islandia, las Feroe, nuestra
cornisa, Noruega... Pero siempre regreso a Irlanda por encima de toda otra
consideración. Chesús Yuste habla del "Síndrome de Oisin". No sé qué
es; una mezcla de sueños trasnochados, folclore y exuberancia "mediterránea" plagada de verdor. En cualquier caso, regresar a Irlanda parecía un broche
adecuado tras la aventura que supuso "LA SANTA SED". Para colmo, se
me apareció un fantasma que prometió echarme un cable con la próxima historia
de Bill el Largo. ¡Salud!

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